Las estaciones climáticas son cada vez más cambiantes y menos predecibles. Podemos observar que hay inviernos sin la presencia de bajas temperaturas, primaveras anticipadas y veranos más intensos, condiciones que afectan nuestro acostumbrado estilo de vida.
Estos cambios han generado grandes problemas ambientales; intervalos entre sequias e inundaciones, escases de lluvia, nevadas ocasionales en tiempos o lugares en los que no se presentaban, entre otros eventos que pueden parecer extraños en ciertas épocas del año.
Las temporadas agrícolas y los ciclos de producción en México han experimentado cambios, pues ya no siempre inician o terminan en los tiempos, que por décadas, se había establecido como temporadas regulares. Si bien es cierto, agronómica y culturalmente se tratan de manejar de manera similar, las condiciones climáticas hacen que los cultivos se comporten de manera muy cambiante, además de que factores claves y delimitantes de la producción, como plagas y enfermedades, se presentan con mayor incidencia y agresividad. Es decir, el cambio climático genera plagas que antes no se consideraban como tal, o produce enfermedades en los cultivos que tenían años sin aparecer, disminuyendo las posibilidades de generar alimentos en condiciones óptimas. Por fortuna, se desarrollan alternativas para enfrentar estos problemas.
Si tomamos en cuenta que agricultura es la principal fuente de alimentos a nivel global, es importante analizar cómo el cambio climático afecta su proceso, y el impacto que ocasiona en el abasto de cultivos; calidad, tiempo y forma.
Debemos tomar conciencia de las condiciones climáticas cambiantes y llevar a cabo acciones que nos permitan, en la medida de lo posible, revertir este efecto. Ser más conscientes de nuestra participación en el cuidado del medio ambiente y el entorno natural. Pensemos en seguir el camino hacia una agricultura eficiente y sustentable.
Fuente: Ing. Francisco Meza, Innovación Agrícola de Agroindustrias del Norte.